Siguiendo la estela del post anterior voy a contar esta historia a modo de cuento:
Hace no mucho tiempo vivía un niño en un pequeño pueblo. El niño se levantaba todos los días temprano para ir al colegio, era muy madrugador.
Por las noches se preparaba la mochila y la ropa que iba a llevar al día siguiente y siempre, siempre, siempre se ponía sus pantalones vaqueros azules. No, no. no era una obligación del colegio; era una norma autoimpuesta por el mismo.
El niño pensaba que había que vestir así para dar ejemplo y quedar bien. No le importaba si hacía mucho frio o mucho calor, el siempre se los ponía.
Con el paso del tiempo ya ni recordaba por que lo hacía. El siempre se los ponía sin importarle lo que le decían.
Un día se paró a pensar y se dijo:
- Creo que ha llegado el momento de cambiar. Que más da lo que puedan pensar los demás.
El niño se dio cuenta de que era una auto imposición estúpida. Lo importante era estar cómodo y no pasar calor.
Moraleja: Que no te importe lo piensen los demás mientras seas feliz, y si deseas cambiar; adelante.
A veces nos auto imponemos reglas por el que dirán cuando a la gente no le importa lo que hagamos. Un comentario en un bar no tiene por que sentar catedra.
¡Se feliz!
Que cada uno se lo aplique a sus auto imposiciones y reflexione sobre si merece la pena perderse cosas por el que dirán.

