Premio para el caballero.

 Me prometí a mi mismo "no meterme en este charco" y no lo voy a hacer, por lo menos no del todo, así que, "iré con tacto".

 Este año, como todos los cursos, estoy haciendo un curso de formación en mi centro. "Herramientas para el cambio".

Los maestros como en otras profesiones estamos en continua formación, tenemos que adaptarnos a una sociedad cambiante y ser los impulsores de ciertos cambios dentro de nuestra escuela para que se reflejen en ella y luego en la sociedad.

El curso que estoy haciendo nos anima a pesar que el cambio empieza por nosotros mismos. ¿Nos gustan los cambios? ¿Qué escuela queremos?...

Surgen muchas preguntas y a veces las respuestas no son todo lo que la gente quiere oír pues cada maestro parte de sus vivencias y experiencias personales. ¿Todos los cambios son buenos?...

En estos momentos están surgiendo muchas corrientes innovadoras por parte de muchos maestros que ya han iniciado ese proceso en sus centros.

A raíz de estos cambios están apareciendo ciertos problemas morales que en un ambiente de debate sano se dan en los claustros. ¿Todos estos cambios para quien son? ¿A quién benefician?

Ante la aparición de estos maestros innovadores también han surgido entidades que conceden premios especiales a estos y les dan "mucho autobombo". ¿Para que educamos? ¿Para nuestro ego personal, el del centro o para formar niños?

Estas preguntas se las hacía un twittero, "Director enfurecido" el otro día y a mi "me vino al pelo" para hilar este post.

Yo me sigo haciendo muchas más pero por el momento "me las guardo en el zurrón".

Con estas líneas solo quiero que los maestros reflexionen aquello de "Quo vadis" y que cada uno saque sus propias conclusiones y piense en que punto está el y su escuela. "Y hasta qui puedo leer" como decía Mayra Gómez Kemp en el "Un , dos, tres" , o mejor dicho escribir.

"Un gallifante" para todos por el entusiasmo y ganas de cambiar el mundo. "Premio para el caballero" y "a jugar"...

José Camón Aznar: "Sólo hay una manera de ser maestro: ser discípulo de sí mismo".

Domingo Faustino Sarmiento: "Las escuelas son la base de la civilización".

Richard Whately: "Enseñar a quien no tiene curiosidad por aprender, es sembrar un campo sin ararlo".

Jorge: "La educación es aquello que casi todos reciben y muy pocos ponen en práctica".