Normalmente en los últimos tiempos he escrito muchas cosas de mi de forma directa o indirecta para los buenos lectores "que saben leer entre líneas".
Hoy estaba reflexionando, para variar, y en unos de esos momentos donde "el cerebro me va a mil" necesito seguir contando cosas, y es que no todo el mundo tiene esa facilidad para contar cosas. Igual la palabra correcta no es facilidad sino más bien voluntad.
Hay gente que por su forma de ser, "por su mochila", le cuesta o simplemente no quiere abrirse a la gente para contarle sus cosas.
Puede ser porque le hayan hecho daño en el pasado o simplemente porque no confía en las personas que tiene alrededor y prefiere "guardárselo "o como decía anteriormente porque no le da la gana.
En el último post hablaba de que hay personas que para que te digan algo es más difícil que descifrar una caja de caudales con tres candados de combinaciones numéricas, También, es verdad, que están en su perfecto derecho a abrirse solo ante las personas que consideran oportunas si es que quieren abrirse. ¿Quién soy yo para decirles lo que deben hacer?
Hay una frase por ahí que dice: "El que nada teme, nada oculta", pero también hay otras como: "Gato escaldado con agua fría tiene bastante" o "Lo que no quieras que se sepa no lo cuentes".
Cada uno es celoso de su intimidad y hace con ella lo que considera oportuno, lo que está claro,, es que para conocer a las personas tienes que saber como son, aunque a veces no es preciso que te hablen.
Muchas veces y con el tiempo y aunque piensen que son personas poco expresivas se les llega a conocer un poco por sus expresiones faciales y corporales y eres capaz de ver cuando están preocupados/as o crees que tienen un problema.
Bueno como veis últimamente estoy muy enfrascado en temas de la conducta humana y es que es curioso que cuando más te jactas de conocer a las personas menos las conoces. Incluso de aquellos que piensas que "son un libro abierto", a veces descubres que tienen paginas pegadas.
Todos tenemos algo que nos guardamos para nosotros en nuestro diario personal y que solo leemos a las personas que consideramos ser merecedoras de tal privilegio pues, una cosas es contar anécdotas y otra muy distinta abrir tu corazón y contar cosas más intimas.
Hay jardines que solo se abren con la llave adecuada y a las personas que crees merecedoras de tal visita.
¿Has abierto alguna vez el jardín? ¿A quien se lo abrirías? Son preguntas que se guardan en la caseta del guarda en la caja de caudales, pues aunque parezca mentira todos tenemos una esperando el momento de ser abierta antes de perder la llave.
Pd; Foto del jardín de Monforte, puertas de acceso custodiadas por los leones que debían estar en las Cortes de Madrid.

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